Tres palabras
a las que cualquier mortal huye...
Se siente en el aire el sabor a gravedad
y el gesto serio las acompaña.
Algo no esta bien eso es seguro,
la timidez y el tacto muestran su rostro.
Lo fugaz se disuelve
y todo lo que entona la voz
tiene dote de importante.
Se te detiene el corazón...
se disipa el ente farsante.
Activado el modo sincero
y quizas hasta el empatico humano
y se oxida el ego de acero.
Tenemos que hablar...
un mal necesario
para no generar un daño completo.
Guido